CAPÍTULO 2. (La obligada precuela de cualquier capítulo 1 medianamente exitoso)

Era una primavera calurosa, la escuela de medicina no era lo más popular, es 1986, todos están ocupados queriendo ser protagonistas de una película musical. Encerrados en los salones, refugiados del sol los alumnos esperan la siguiente clase.

Susana voltea y ve al fondo a Gatell concentrado en una aburrida lectura de algo extracurricular, seguramente epidemiología pensó Susana. Pero la realidad es que se hacía el intelectual a ratos también. A nadie en la UNAM le había confesado que fue parte de la Gusana Ciega un par de años atrás. Usando el Compendio SARS Vol. 8: Los Virus Chinos como funda, Gatell esconde una novela gráfica llamada: EXPEDIENTE ULTRA SECRETO DEL FUTURO LEJANO. Éste tipo de publicación en particular siempre trae de todo un poco, muchas veces más pedacería que textos completos. Como si al lector de ciencia ficción le cagara entender a la primera y todo tuvieran que ser un popurrí de pistas para divertirlos.

La realidad es que después de echarse Blade Runner, Dune y todas las de Asimov, Gatell pasó a una ciencia ficción más elevada, tan sofisticada que las grandes editoriales le daban la espalda al movimiento. Sin internet ni TLC a la mano, los autores gringos no llegaban a México y entonces surge el Sáifái Mexa: críptico, ecléctico, pelado pero con un exquisito sabor local. La única regla es que entre más avanzaban las páginas, el futuro era más distópico. Leía Gatell en la página 3 apenas:

Tras la inundación pasaron sucesos particulares, chingones. Se fueron disolviendo las fronteras intra-especies. Venía aquel de Leibnitz y cruzaba la calle de Gutenberg. “Calle”. Ya es más bosque que calle con los arboles que han roto el asfalto. Andaba muy tranquilo en un trote ligero. Era el primer lobo que veía por acá. Ya había escuchado un par en la noche. Se oían más por los lagos, atrás de San Joaquín, atrás de la “frontera”.
Se paró y me volteó a ver. Los humanos y los lobos no se llevan bien. Y éste lo sabía. Seguro vio la Kalachnikov que traía en la espalda. Probablemente no vio la pistola que llevaba en el cinturón.
Atrás. Nunca adelante. Si pones una pistola en el cinturón adelante y se dispara sola, te puedes llevar un huevo de mala sorpresa.
Arranqué la bici. Pasé por el Seven de Leibnitz. Ya estaba casi vacío. ¡Ni papel de baño les quedaba! Me fui a casa por Mazaryk. Di la vuelta a la dere en Platón, a la izquierda en Horacio, por las ruinas de Palacio. Abrí la reja de la calle con el Kalach en la mano. Llegué al cuarto piso. “Seif”.
¿Por qué nos salimos de la Roma? Por las milicias que están en Bellas Artes y controlan la zona. Ocupan más o menos desde San Joaquín pal Norte y Melchor Ocampo pal Este. No se meten a Polanco o a Chapultepec. Justamente, la segunda vez que lo vi, fue cerca de Chapultepec, en Ruben Darío. Yo había ido a pescar en el lago. ¡Tres mojarras buenísimas para mí y para mi primo!

Soy un “Inmu”. Mi primo también. “Inmu” como en inmune. Los otros son los viru-lentos. Empezó hace años. Una “gripita” decían. Y la gente empezó a caer. Algunos dicen que el virus vino de Gringolandia. Otros que de China. Algunos que de Guatemala o Guatepeor. Cuando se dieron cuenta que en el campo casi no había casos, huyeron de las ciudades. Y contaminaron al campo. Y las ciudades quedaron casi vacías. Salvo los “Inmus”. Como mi primo y yo.

Venía en la bici cuando me crucé con el lobo. En Ejercito. Había encontrado tres conejos en mis trampas de Ferrocarril, en Frente del Liceo. Amarrados encima de la caja de cartuchos. Estábamos a diez metros de distancia. Me volteé suavemente. Desamarré uno de los conejos. Lo puse en el suelo, y eché para atrás. Otros diez metros. Pensaba ¿“tres conejos”? Uno pal lobo, otros dos pa’ mi primo y pa’ mi. Fair deal. Metro por metro se fue acercando. Agarró el conejo y ni gracias dijo, salió volando con el conejito.
De los pocos que quedan en Polanco está el “Beto”. Llegó un día al Farolito abandonado de Newton. Empezó a hacer tacos. ¿Cómo pagas? Trueque. Lo que consigues en las tiendas abandonadas. Y las zonas se respetan. La zona de mi primo y yo va de Ejercito a Cicerón, y de Ferrocarril a Molière. No nos metemos con trampas ajenas. No se metan con las nuestras.
Un día me di cuenta que no era un lobo. ¡Era una loba! Llegó con cinco cachorros hambrientos. Yo tenía unos cuatro conejos arriba en el depa. Subí corriendo sin tocar la campana, casi me mata mi primo de un disparo. Al cabo de tres semanas de regalarles conejos, los cachorros me lamían la mano.

Después fui al Farolito y me siguieron. Cuando me vio, Beto sacó la escopeta y me preguntó:
– ¿Son tuyos? ¡Estás más loco!
– Sipi. Una orden al pastor para todos, Beto, por fa’. Qué chelas te quedan?
– Dos Negras. Nomás. Ya se está volviendo complicado conseguir. No has visto poray?
– Puede que en el Fresko de Teca. Pero está lejos para traer más de una caja en la bici…
– Vamos los dos. Tengo un remolquito.
– ¡Vale!
Chocamos las Negras. Los lobitos y su ma se echaron la mitad de la reserva de pastor de Beto.
Quedamos que iba traer dos cajas de chelas la prox.

– ¿Qué haces, Inmu de mierda?
Había salido a tirar la basura al camellón de Horacio, al lado del Palacio. Ahí los pocos que vivimos en Polanco juntamos la orgánica en un mismo sitio para hacer compost. Eran cinco. Unos pinches “Virus” sin lugar a duda. Algunos se cortan la nariz con machete para dizque “controlar” el catarro. Así se veían aún más como zombis con un hoyo negro en la mitad de la cara. Parecen calacas. Yo no traía el cuerno de chivo, error garrafal, pero sí tenía la pistola en el cinturón.

“Plop” hizo el cartucho cuando se atoró en la cámara de la pistola… ¡Carajo! Ya ni me acordaba cuando había limpiado el arma… ¿Una semana? ¿Un mes? Podía tumbar uno o dos de estos cabrones con la culata, pero no más… Quedarían tres. Sin dejar de mirarlos a todos empecé a buscar en el piso una rama, un ladrillo… Nada.

Lo primero que escuché fue el grito del “Viru” atrás de mí. Me volteé. Tenía la muñeca rota y uno de mis “lobitos” se le iba a la garganta. En pocos segundos, todos los “Virus” estaban hechos pedazos. Encontré el ladrillo que buscaba en el piso. (Lo había visto la semana pasada) Le di un guamazo en la cabeza a un “Viru” iluso que pretendía usar su cuchillo en la mamá. En tres minutos los infelices salieron corriendo. Los lobos empezaron a perseguirlos. ¡Juego! Su ma los llamó.

Regresaron orgullosos, lamiéndose mutuamente los cortesitos que algunos tenían. Me puse de rodillas a felicitarlos. Hicimos bola. Mis amores. Mis amigxs.

Susana mira reírse a Gatell y opina que está aún más desquiciado de lo que creía. ¿A quien chingados le saca ‘risitas’ el manual del SARS? Sin embargo había algo en esa nerdez desbordante que excitaba a Susana. Mientras tanto, Gatell había avanzado en su historieta:

Seguimos en cuarestral, ya llevamos encerrados 39 meses. La Ciudad de México es una zona de post guerra: abandonada, descuidada, fantasmal. El fierro viejo es un canto del pasado, los tamales oaxaqueños algo para contar a los nietos, de los puestos de tacos sólo quedan las estructuras que se reconocen por las manchas de salsa. Fue aquí, en la biblioteca Vasconcelos, que me dediqué a descifrar los intercambios epistolares del General A.T. donados por su viuda: Lucero.

Dichas memorias han sido recopiladas en fragmentos, unos más enteros que otros, ya que el agente ruso “Serguéi Naryshkin” quemó gran parte del diario original. La siguiente es la pista mas clara del COVID-19, pese a ser sólo un párrafo, en partes ennegrecido por el fuego:

Marzo 1997 (circa)
“…mas (¿jamás?) creí que esta misión fuese de tal importancia, sólo éramos el general Rafle y yo, y nuestra única misión era recoger un bulto, el cual, por nada del mundo, debíamos abrir y entregarla al comerciante Chino “Jin Weiquang”… Llegamos al rancho ganadero al norte de Chiapas, el ranchero que nos lo entregó, con ojos des… (¿desorbitados?) y sangre en las manos,
nos pidió “sanquesen esto de aquí, ya se comió a la mitad de mi ganado, maldito chu…bras (¿chupacabras?).

Gatell juega a interpretar el mensaje también, pero cansado de no entender, da vuelta a la página, donde hay cartas más completas. Se emociona.

Lucero mía:
No sé ni con qué cara te escribo estas letras. Han pasado cinco años ya desde mi última carta y no me puedo ni imaginar la angustia que habéis pasado tú y los niños en este tiempo. Como sabes, se impuso un estricto protocolo de aislamiento que paralizó por completo todas las comunicaciones. Desde la muerte de Fausto tomé el control de la guerrilla y decidí llevar a cabo acciones más drásticas contra la Alianza, malditos cerdos.

El despiadado saqueo de este mundo nos llevó al borde del abismo: el planeta no duraría mucho más bajo las reglas extractivistas a las que estábamos sometidos. Perdóname Lucero por lo que te voy a confesar: contrario a lo que se… fuimos nosotros … un virus pro..dente de un murciélago… liberamos el SARS-CoV-2 que … la población en los últimos años. Sabemos que la biotecnología empleada no es perfecta y que muchas … en el camino, pero estamos seguros de que este virus acabará con gran parte de los altos mandos de la Alianza y sus seguidores.

La guerra acabará pronto y podré regresar junto a ti, Juan, Emiliano y Lau para forjar juntos un nuevo mundo libre de la Alianza.

Tu general

Gatell suspira emocionado, se identifica con el General, quisiera tener su coraje si algún día viviera algo del estilo.

En otro artículo recortado en la página, a modo de memo futurista pero estampado con un sello rojo que lee fake news dice: “La automatización de los procesos como resultado del COVID-19, fue lo que permitió la extinción del humano como se le conocía hasta entonces y la toma de poder de la IA para reinar la galaxia.”

Seguido por otra nota timbrada con un letrero que pregunta what is the fake of fake? Y abajo pone: “En realidad todo veneno trabaja como método de selección por parte de los líderes de la galaxia enana vecina que dominaran la nuestra en los próximos 10 años humanos. El virus elimina a los no aptos para el viaje galáctico y aunque en nuestro planeta se manifiesta como una falla en el cuerpo en realidad es un probador beta para el viaje.”

En la siguiente página, otra carta, pareciera que una recibida por el Gral. A.T. de parte de su hijo.

Mi General:
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos y varios años desde tu ultima carta. Es en estos tiempos que me he acordado mas de ti, mi Mamá nos platicó que te uniste a la guerrilla por nuestro bien y el de nuestro país.

Todo comenzó en el 2019, el año del cerdo en el calendario Chino, qué ironía. Por unos meses se mantuvo todo en secreto. Ya han pasado varios años desde que esta pandemia ha paralizado al mundo entero y es hasta hoy que hemos podido encontrar una vacuna eficaz. Durante tres largos años mi equipo de científicos y yo como el investigador en líder nos dimos a la tarea de poder generar una vacuna. No fue hasta que China nos permitió el acceso al planetoide Kepler-452b (Mao II como se conoce vulgarmente) que en 6 meses encontramos la vacuna. Esperamos en quince días que todas las dosis necesarias estén listas y poder distribuirlas al mundo entero. El daño ya esta hecho, la economía mundial está en la ruina, las parejas dejaron de tener bebés y en la mayoría de las capitales del mundo reina el anarquismo, la incertidumbre y el hambre.

Por nuestra parte todos estamos bien, mi Madre Lucero sigue tan fuerte como siempre, aunque no le gusta salir mucho por miedo a los animales salvajes que desde los últimos seis meses se apoderaron de la ciudad a falta de suficientes policías y un gobierno incapaz de proteger a sus ciudadanos. Por su parte Juan y Lau se encuentran trabajando en la granja, ya sabes. Te escribo esta carta mientras me tomo una cerveza, mi Madre me comentó que de esta forma te gustaba escribir a ti también, espero en donde quiera que estés que esta carta te encuentre bien.

Emiliano

Gatell adelanta páginas de un jalón. Pasa a la sección de deportes de una gaceta del futuro lejano:

El C-Virus marcó el inicio de lo que fue el pasatiempo favorito de los dromedarios, habitantes de la Galaxia de Andrómeda unos 2.5 millones de años luz. Desde que descubrieron la tierra, hubo un interés insaciable por los humanos que habitan este lugar. Estos seres de la galaxia lejana tienen una debilidad por los juegos de probabilidad, y se enfrascaron en diseñar un jugo que fuera superior a lo que cualquier especie hubiese visto. El C-VIRUS fue diseñado por Circinus, un dromedario retirado. La idea fue crear un microorganismo que tuviese las características perfectas: nivel de contagio suficiente para esparcirse rápido pero no tanto que lo contrajera toda la población en poco tiempo, una tasa de mortandad significativa, pero no tanta que fuera muy predecible saber cuantos iban a morir. Circinus ya había diseñado e introducido varios virus en el mundo para entender su naturaleza, el ébola, HIV y la gripa española fueron de su creación. Esto se conoce como quiniela de larga duración, dónde se puede apostar a resultados de 10, 20,
50, 100 y 1000 días en el futuro. Entre más tiempo y más certero el resultado mejor la recompensa. Hasta el día de hoy se han registrado 5.3 millones de apuestas, y más de medio millón de dromedarios ya quedaron en bancarrota. Irónicamente este juego es tan adictivo y tan impredecible que se ha convertido en un problema social para los dromedarios.

Emocionado, Gatell avanza a las hojas a ver qué locuras trae “El Expediente” al final, ahí donde el futuro y el debraye ya son uno mismo.

Eran altas horas de la noche cuando Diosa revisaba a marchas forzadas el guion de la nueva temporada de La Tierra. Al inicio de la serie, hace 15 millones de años, el trabajo de escritura era plácido y el calendario le permitía experimentar con la linealidad. También la libertad narrativa era enorme. Así inventó toda una serie de creencias y de relatos mágicos para que los humanos se relacionaran entre ellos y tuvieran así material para seguir con sus propias tramas. El perfeccionamiento obsesivo de los mecanismos de su set obtuvo las ovaciones de la crítica del multiverso. Pero poco a poco, conforme crecía la audiencia, los productores de la serie fueron afilando sus colmillos y pervirtiendo la experimentalidad de la trama en favor de mayores utilidades.
Teeeeepeeecooo. El ritmo de la trama global se fue acelerando. Se exigían entregas con cada vez más prisa. Intentó por varios episodios re-orientar la historia para recobrar el control. Aún así, eran las 2 am y tenía que entregar la nueva temporada a las 7 am. Entre vigilia y sueño, empezó a soñar con una historia… Luces… Explosiones… «Todo tiende a la entropía… Renuncio.» Se dijo que les iba a dejar un último regalo narrativo: un mecanismo que les permitiera resetear su memoria y regresar a la  onciencia de los primeros bocetos llamados Neandertales. «La Academia del Olvido», escribió. Y usó sus últimas reservas para escribir el último párrafo.
Send.

Inbox, New Messages, From: Diosa.

«Edpademia del COlvid o , ¿qué chingados será eso? Está peor escrito cada vez este pinche guión». «A ver, palabras que acaben con demia… academia… epidemia… ¡A huevooooo! ¡Otra epidemia! Estas temporadas son las mejores… »

Con un grito contundente pero moderado, de esos de salón de clase sin profesor, Susana llama la atención de Gatell:

– ¿A VER GAtell DAME tu opinión? Susana hace un giro de película, como Maikel Yacson y termina con un beso coqueto viendo fijamente a su presa. Gatell sonrojado, no sabemos si por el calor o por la primavera que de súbito le acaba de llegar le contesta.
– Quédate en casa.
– Casa de quién? se preguntaba Susana.
Gatell se para, comienza a caminar hacia ella.
– Quédate en MI CASA, quédate enmicasa, quédateenmicasa…
– Buenas tardes jóvenes ¿Mucho calor no? El profesor ha llegado.

Gatell regresa a su pupitre y azota el manual. Susana coloca sus manos en forma de techito y lo señala mientras vocea sin emitir sonido: Tú casa. Debajo de las manos de Gatell queda mordida por fuera la contraportada del EXPEDIENTE ULTRA SECRETO DEL FUTURO LEJANO, ahí donde anuncian las próximas ediciones o las que logran importar de otros países. Se alcanza a ver el dibujo de una roca gigantesca cuyas venas blancas la nutren de vida. 

El encabezado señala:
Pour Mystic. Always.