Una reseña que escribió Andrés después del concierto de Mogwai en junio del 2012 en el Plaza Condesa en México.
“Anoche estuvo épico de verdad.
Están muy cabrones los Mogwais. Es otra cosa verlos en vivo. De hecho sentí que es LA cosa verlos en vivo. Eso o tener unos audífonos de uso industrial para entender todas las texturas.
Es como pop y melodías bonitas detrás de un ruidazo impresionante. Como que ya superado el choque sónico, encuentras que están tocando cosas bien bonitas.
De repente, me di cuenta que estos gueyes platicaban entre sí, y el guitarrista empezó a soltar unos tonos agudos preciosos. Notas perfectas, con una nitidez absoluta. Y estaban sacados de pedo. Es que la acústica de ese lugar es casi de conservatorio según yo. Y sin ser una canción, sólo este guey tocando unos agudos la gente empezó a gritar de la emoción. Orgasmo acústico. Muy impactante. Neta me sentí orgulloso del público, y del foro. De todo. Momentazo.
Me tomé 3 chelas de a litro y un Hendricks tonic. Ese fue un pequeño regalito que me di para vivir la experiencia como se debe.
Me dio oso que si había algo de luz, se me estaban aguando los ojos. Me está pasando mucho.
¿Nunca viste una peli de Franka Potente que se llama la princesa y el guerrero?
El “guerrero” tiene una condición en que sus ojos lloran en situaciones varias.
¿Me pasará eso en unos años?”
— por Andrés Rozada Diego Fernández, 2012